Las discusiones en una pareja son frecuentes, entran a formar parte de la cotidianeidad y, como tales, sugerimos entenderlas. Partimos de la existencia de la diferencia como algo positivo y enriquecedor entre las personas, donde consideramos prima el respeto para entender el conflicto como posibilidad de acercamiento, de crecimiento, más que como una competición, un abismo por la rivalidad o la imposición de criterios.
En más ocasiones de las que nos gustaría nos vemos inmersos en sentimientos y pensamientos que descalifican, en defensas ilimitadas de una postura sin cesión, en conductas verbales airadas… A pesar de haber dicho: “esto no va a volver a pasar”, se repite. Estas situaciones no implican que la pareja no funcione, si no que es conveniente afrontar el conflicto desde la visualización de mi pareja como alguien externo a mí, reconocer mis necesidades, ser capaz de transmitirlas, abonar cada día la construcción de la pareja…
Para modificar estas dinámicas e incidir en el bienestar individual y dual, es recomendable una toma de conciencia y un compromiso sincero de ambas partes de la pareja. Recordemos que: “lo que yo hago por tu bienestar genera el mío. Lo que tú haces por mi bienestar repercute en el tuyo”.
Os proponemos sencillos pasos para favorecer el entendimiento con la persona que amas:
- Pactar encuentros periódicos para fomentar el diálogo. Favorezcamos que ocurran en lugares lo más neutrales y agradables posibles, lejos de distracciones y ruidos que perturben vuestro diálogo. A ser posible, en un contexto distinto del que asociamos los desencuentros. Es decir, mejor sin hijos, ni tele, ni móvil y, si asociamos nuestro hogar a discusiones, fuera de él.
- Hasta el momento elegido, clarificar nuestras ideas y posiciones, desde la necesaria cesión de parte de nuestros criterios en aras del bienestar de la otra persona. No existe amor sin cesión de parte de mí en aras del bienestar de la pareja. Si fuera posible, mejor llevar las reflexiones por escrito.
- Una vez que llegue el momento:
- Establecer turnos de palabra para evitar los monólogos. No interrumpir, si queremos replicar esperar y si pensamos que se nos puede olvidar lo apuntamos.
- Seamos honestos, la desconfianza mina la relación de pareja.
- No cambiar de tema, de uno en uno.
- El pasado no es necesario volverlo a traer. Centramos los esfuerzos en cuestiones actuales y concretas, cuanto más concreto mejor ya que nos da más margen de cambio y entendimiento.
- Describir los hechos sin etiquetas ni juicios de valor ni insultos. No olvidemos que nosotros también nos equivocamos, no somos jueces y lo que se intenta es mejorar.
- No ponernos en situaciones que no hemos vivido o suposiciones.
- No repetir una y otra vez los mismos argumentos, no por ello te van a entender mejor, de hecho es al contrario, porque se vive como un ataque. Si lo has argumentado y la otra persona lo ha entendido se acabó, no insistas más en ello. Lo que toca es llegar a un acuerdo, no seguir insistiendo en lo que hace mal.
- No condenar a nuestra pareja, si no a sus actos, porque estos son modificables.
- No ridiculizar los sentimientos de la otra persona ni decirle lo que tiene que hacer, ni cómo se tiene que sentir. Fomentamos la empatía y el amor, no la distancia y las imposiciones.
- Si no entendemos algo pedimos aclaraciones y cuando nosotros/as hablemos solicitamos feedback de entendimiento.
- Alcanzar acuerdos donde quede patente un compromiso de cambio.
- Terminar el encuentro con propuestas de temas para el próximo que estén pendientes o hayan salido durante éste.
Llegados a este punto os animamos a poner las sugerencias en marcha. Parecen sencillas, ¿verdad? Os recordamos que si tenéis algún comentario o dificultad concreta a este respecto, o en cualquier otra temática, a vuestra disposición está nuestro consultorio on line para hacernos llegar vuestras dudas. Nuestro equipo de profesionales responderá a la mayor brevedad.