Profundizando en la Violencia de Género

El año toca a su fin y las estadísticas siguen arrojando datos espeluznantes. 53 mujeres asesinadas en lo que va de año (4 en la Comunidad de Madrid). Ante este grave problema que como sociedad enfrentamos no podemos quedarnos de brazos cruzados y toca, sí, toca censurar los comentarios de algunos políticos producidos en los últimos tiempos que, como poco, podemos considerar inadecuados.

Desde nuestra pequeña parcela, a su vez, nos gustaría tratar de contribuir a generar una mayor comprensión de este fenómeno.

Profundizando en la Violencia de Género

En el concepto de Violencia de Género tendríamos que tener claro cuatro elementos inmutables:

  • El agresor siempre es hombre
  • La víctima siempre es mujer
  • La causa son las relaciones de poder entre los sexos por la socialización basada en la dominación del hombre y la sumisión de la mujer
  • El objetivo es el control y sometimiento

Para intentar comprender un fenómeno tan complejo empezaremos por la base del mismo: las raíces son sociales.
Sí, la violencia de género es un problema social. ¿Qué queremos decir?, pues que tiene su origen en la socialización diferencial por sexos. Nos explicaremos un poco más…

Por sexo hacemos énfasis a las diferencias a nivel biológico, por género hacemos referencia a las diferencias asignadas socialmente en función del sexo. El género es algo que se ha construido de manera social, histórica y cultural para referirnos a las formas de ser hombre – masculinidad- y ser mujer – feminidad-en cada sociedad. En esta construcción caben muchos factores: estereotipos, roles, expectativas…

Por estereotipo entendemos ideas preconcebidas que utilizamos para analizar e interactuar con otros hombres y mujeres. El estereotipo masculino se caracteriza por una necesidad de dominio, agresión y realización. El estereotipo femenino envuelve una necesidad de dependencia, cuidados y afiliación.

02 - Tabla estereotipos

Hay que tener en cuenta lo peligroso de la aceptación de estos estereotipos como parte de nuestra identidad porque son el componente racional de la discriminación. Es decir, si yo pienso que las mujeres no sirven para conducir (estereotipo), me irrito al verlas cometer un “error” al volante (prejuicio) y entonces grito (¡mujer tenías que ser!) y le pito (discriminación).

Quedaría pues resumido así:

02 - Ciclo estereotipo-prejuicio-discriminación

Los roles determinan acciones. Comprenden las expectativas y normas que una sociedad establece sobre cómo debe actuar y sentir una persona en función de que sea mujer u hombre, configurando, así, una posición en la estructura social y representando unas funciones que se atribuyen y son asumidas diferencialmente por mujeres y hombres.

02 - Tabla roles

Al partir de una socialización distinta, se legitima un trato diferencial por una cuestión inmutable, pues es biológica. Así es importante comprender que la discriminación está en la base de sus raíces y que está en nuestras manos asumir el reto del cambio.

Es decir, que si fomentamos y educamos de manera distinta a niñas y niños por serlo y no por sus propias necesidades, seguiremos posibilitando esta desigual. ¿Por qué no puede, o al menos sin una mirada de desaprobación, un niño tener una muñeca y una niña un camión? ¿Por qué dejamos y fomentamos que las niñas adquieran cualidades de valor propio a través de la imagen física? ¿Por qué es menos preocupante que un niño obtenga lo que desea a través de la fuerza?

Por ello, constatamos que los rasgos y comportamientos femeninos y masculinos son aprendidos, por tanto se pueden cambiar. De hecho, cambia a lo largo de la vida, en las generaciones y en las diferentes sociedades y culturas. Seamos críticos en la construcción de la identidad de nosotras/os mismos/as y de nuestro entorno, así podremos ser más responsables y libres.

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